Estudios clínicos han demostrado que no solo el exceso de radiación solar afecta a la piel, también la radiación UV proveniente de la luz artificial (pantallas de ordenador, móviles, lámparas…).

La Comisión Europea publica que la exposición prolongada a la luz artificial (luz azul) a poca distancia puede ocasionar lesiones cutáneas (ver artículo completo).

Por otro lado, en nuestro día a día estamos en contacto continuo con la polución (partículas contaminantes del medio ambiente). Estas partículas aceleran el envejecimiento y pueden provocar deshidratación, falta de firmeza, pérdida de luminosidad, manchas, acné… Es por ello que la piel necesita estar más protegida que nunca. Y con el ritmo de vida que llevamos a veces parece misión imposible poder cuidarnos como deberíamos.